SOMOS MARGINALES
El gran poder de los partidos políticos dominantes está en el dinero. Los nuevos partidos que arriban a entrar en el juego, también deben su escalada al dinero que consiguen. El mundo entero sólo respeta al dinero y lo maneja en busca de más y más dinero. De más poder.
Hay una gran red de intereses que sostiene este sistema. Hay, por supuesto, gobiernos que tras esta maraña de cruces, tratan de hacer una política más solidaria con los que menos tienen, pero, en algún punto, saben que no deben pasar ciertos límites. Están presionados.
Los condicionamientos son grandes y graves. No pueden escapar de sus garras. Esta emboscada ahoga las intenciones más puras, y también, mejor dicho: más proclamadas.
El condicionante perfecto, es más que perfecto, todos navegan por los afluentes de la transa. Salir de esto es la batalla a dar.
¿Por qué no se crean canales alternativos desde las potenciales estructuras de poder?
Es costoso, se sabe. No reditúa. Es mucho más fácil y efectivo, en un pequeño círculo, decir, hablar y opinar. Es mucho más difícil actuar. Ser éticos en un accionar que no manche los ideales del bien comunitario que se busca.
Es difícil crear y ejecutar acciones que hablen más que los discursos. Pero sabemos bien que las acciones concretas arraigan más la ideología que la perorata.
Siempre y ahora, lo que conmueve es el hacer, el aprendizaje por imitación, el ver los hechos que representan lo que ideamos.
Este saber adquirido lo podemos racionalizar luego de sucedido, decantan en una conclusión luego de que son realidades.
Hay que ejecutar hechos concretos.
Olvidarse de la previa del café de mentes luminosas, del actual Congreso virtual de las redes y chats comunitarios que no pisan, ni por asomo, la tierra.
MEDIOS DE DIFUSIÓN
¿De qué nos sirve estar pendientes de las voces de un puñado de periodistas que manipulan la información para beneficiar cualquier sector político del establishment, si sabemos que son parte solamente de un producto a vender, la TV?
Ellos nos hacen creer que la vida política del país pasa por ellos. Y no es así.
Ellos sólo venden noticias que imponen con la repetición constante, como una canción que suena y suena en la radio por los aportes de una discográfica.
Venden noticias que les da ingresos económicos. Cuando deja de redituar, cambian por otra.
Mientras tanto, nosotros nos entretenemos en debatir sus temas. Y lo que es peor: debatimos sobre ellos, los periodistas. Ellos no son la auténtica realidad.
Ellos no son nadie en la realidad social. Sí son entretenedores.
A veces, es verdad, ayudan a pensar. Con mayor o menor certeza.
La fórmula podría ser, como siempre fue, movilizarse para modificar los flagelos.
Ser un foco en el entramado social. Y, a través de él, ser una lámpara encendida que atraiga a los bichitos de luz que estamos desperdigados en la masa del pueblo.
Creo que es así. Somos bichitos de luz que no encontramos la lámpara del camino que soñamos caminar. La pensamos, miles lo hacemos. El esfuerzo será capitalizar esas voluntades.
A no confundirse. Que esa lámpara no haga que nos volvamos cadáveres en el plafón que protege el foco que alumbra el camino.
Una de las formas de evitar esa muerte como militante en nuestra forma de actuar y ver y crecer la política sana que tanto necesitamos, es la concreción de acciones concretas en donde el otro, el necesitado de otra forma de vida, se sienta representado y esté activamente involucrado.
Las acciones concretas y realizables es el modo. Es el modo de dejar de competir en mensajes estériles en una conversación virtual, sin fuerza material, que sólo satisface el ego de cada uno y no contribuye a la solución de los graves problemas sociales que requieren soluciones. No, de ninguna manera las opiniones generan soluciones. Las acciones sí.
La política necesaria es marginal. Es de acciones, de hechos concretos.
De modos superadores al ejercicio actual de la política mal ejercida de los que ahora están en el poder y no les interesa, en lo más mínimo, el bienestar de la gente común.
Alejandro Gil
Marzo de 2020