o Los Oropeza Moreno al Ataque
Los Primeros de Mayo son siempre inoportunos, o ejecutan a trabajadores o los conmemoramos. O muchos padecemos que no podríamos enorgullecernos de serlo, al menos formalmente, con un empleo y un salario digno. Pero el locro, para hacerla corta, nos convoca. No a todos, eso sí. En muchos países no se estila comer un guiso de carne de vaca, carne de cerdo y sus huesitos, chorizos colorados (¿De rubor?), mondongo arrugado y cueritos del chancho ya matado. Más, obviamente, el maíz americano, el poroto pedorro, el zapallo plomo y el repollo para no discriminar a las gallinas. Pimentón, ají y cebolla de verdeo no pueden faltar revolcándose en el aceite.
Ya comimos y nos empanzamos. Fuimos caminando a Fuera de foco, para bajar el Locro, claro.
Eran las 6 de la tarde. Día gris. No peronista, diría Juan Domingo Perón. Esto cae de Maduro.
Llegamos. En seguida aparecieron dos adultos con caras de payaso. Tiradores y pescadores de naranjas rayas y rayas negras. Zapatos narizudos. Eran ellos. Los de la obra que veníamos a ver. Luego supimos algo más. No vinimos a verlos. Vinimos a sentirlos. Y cómo! Quizá ya no me atreva a decir más. Cada uno debería sentir a estos actores. Decididamente: payasos.
Cómo será la elección de vida, que decidieron parir hijos. Tres. Tres parásitos. Digo: ¡payasitos!
Aquí, a las 6 y 20 de la tarde, el mundo se iluminó. Yoré, en argentino, me divertí. Me volví a la infancia. Regresé a hoy. Me dije: esto es arte, somos poetas, somos imagen que conmociona al otro, al mundo. Somos testigos del mundo en distintas etapas. Ya somos viejos, ya somos jóvenes, ya somos niños, somos bebés. Somos toda la vida, como una película que nos atraviesa al ver cinco payasos venidos de Venezuela.
Cinco payasos: mayasa, payaso, hiyaso mayor, hiyasadelmedio y el payaso más enano, el de los ojos razgados.
Gracias, Oropeza Moreno, el circo es el mundo aunque nos cueste reír.
ALEJANDRO GIL
2mayo2019
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