JOSÉ MARTÍN
Cuando José Martín tenía una vida plena,
no lucía su piel pálida, ni verdosa.
Tampoco tenía sus talones resquebrajados
ni sus ojos faltos de brillo.
Miraba, en lo posible, lindo, y saludaba a dientes en alza.
Dormía abrigado por la panza caliente.
Había pasado días duros pero nunca antes como ahora.
Su amor era la pelota,
cada tarde iba a la canchita
y se embarraba de felicidad.
Ahora, allí, viven sus nuevos amigos,
pero ya les sacaron los arcos de palos
o de piedras o de chombas, ya no hay espacio.
Nunca hubo luz.
Mas resistía.
Ahora, ni eso.
Alejandro Gil
21 de mayo de cualquier año a partir del 2024
Tucumán, Argentina
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