Wednesday, May 29, 2024

El último recuerdo de Juan





El último recuerdo de Juan


Un beso en la frente en el Pozo de Vargas, visitando el lugar siniestro donde encontraron apenas unos fragmentos del cuerpo de su  hijo desaparecido en la dictadura militar.
Solo fueron unos pedazos entre tantos otros huesos y barro y escombros para que se vayan al fondo.
Allí lo tiraron esos asesinos,
ahora libres o muertos, tras largos años,
mas siempre condenados o injustamente no juzgados.
Él llegó en un auto a un acto conmemorativo. Lo esperé acompañado por muchos parientes de las víctimas. El predio, con árboles plantados en memoria de cada uno de los cientos de restos recuperados por el equipo de antropología de Tucumán, lucía triste y conmovedor. Se estaba reivindicando que el paso atroz del genocidio era un hecho necesario por desenmascarar. Una bandera para que no vuelva a suceder.
Juan, un gran poeta, ya de elevada edad, se sentó en un banco al lado de la estructura del pozo. El ascensor que desciende a la oscura profundidad del horror, no estaba funcionando. Era menester poner en palabras la gigante tarea. La historia debe ser contada desde el lado de las víctimas. Hermanos, hijos, nietos, padres necesitan esa claridad, un respiro, al menos. Y la justicia, la justicia debe darles respuesta. El Estado, hacerse responsable.
Juan estaba allí. Juan González, digo. Poeta, digo.
El que dijo en el documental que hice sobre él: "Siempre escribo sobre la muerte,  indirectamente."
Juan estaba allí, en el Pozo de Vargas, quizá por su mente pasaron todas las imágenes de su hijo Hernán González, desaparecido el 17 de setiembre de 1976. Fue secuestrado en el Hospital Padilla cuando iba a rendir un examen de medicina, tenía 21 años. Los agentes represores preguntaron: ¿Quién es Hernán González? "Soy yo", dijo. De ahí, no se lo volvió a ver con vida.


Alejandro Gil
29 de mayo 2024
Tucumán, Argentina





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